"En aquellos principios de los 90s aún se miraba bastante mal a la gente con “pintas”, como suele decirse por aquí, a la gente con una estética más allá de lo convencional. Lógicamente los melenudos que sobre todo vestíamos de negro entrábamos de lleno en esa categoría, así que lo normal era tener que lidiar con prejuicios y caras de recelo, o incluso de temor. Cuando era más joven, a mediados/finales de los 80s, me parecía incluso divertido ver cómo ibas con tus amigos por la calle y la gente se apartaba de tu camino. Pero todas esas suspicacias y aprensiones, ya con veinte años o más, no sólo me molestaban, sino que me resultaban insultantes y solían ponerme de bastante mal humor. De hecho tuve algunos altercados con policía y seguridad privada precisamente por tratarme como a un delincuente, únicamente por mi imagen. Todo eso, afortunadamente, fue remitiendo con el tiempo y, aunque puedan seguir dándose esos casos hoy en día, es de forma mucho menos extendida, al menos en esta parte del mundo. En cuanto a cuestiones económicas, todos éramos muy jóvenes y luchábamos por exprimir cada peseta (la moneda española pre-Euro) como podíamos, especialmente los que aún estábamos estudiando. Por ejemplo, en verano de 1991 me puse a trabajar de peón de albañil durante unos meses, antes de que empezase el curso en la universidad, para poder comprarme algo de equipo decente con el que ensayar, ya que hasta entonces sólo me había podido permitir un micrófono barato, casi de juguete, y usaba un amplificador de poca potencia que me prestaban. Y en el día a día siempre me encontraba en la disyuntiva de tener que elegir entre comprar música, o comprar alcohol y tabaco, así que lo más frecuente es que comprase cassettes vírgenes para grabarme discos de los colegas que trabajaban y que por tanto tenían un poder adquisitivo mucho mayor, y así también poder disponer de dinero para las juergas".
"No sabría decirte si realmente hubo un lugar físico que pudiese ser considerado el epicentro de la escena, ya que realmente salieron bandas a lo largo y ancho del país: en Sevilla, Madrid, Valencia, Barcelona, Palma de Mallorca, Orense, Cádiz, Tarragona, Logroño, Zaragoza, Bilbao… Aquí en Madrid, hubo dos puntos que aglutinaron a la gente del rollo extremo, dos discotecas: el mítico Barrabás de Vicálvaro y, en menor medida, la Piscis de Getafe. En ambos sitios se hacían pequeñas sesiones durante las que se pinchaba Thrash Metal, Death Metal y Grindcore, y con eso nos teníamos que conformar, al ser una minoría dentro del colectivo “heavy” (aquí el término “metalero” no calaría hasta más tarde). Aunque no podría destacar ningún lugar como epicentro de la escena, sí que podríamos considerar a Dave Rotten (de la banda Avulsed y persona detrás de los sellos Drowned Productions, Repulse Records y Xtreem Music) como el catalizador de la escena. Alrededor suyo y de sus actividades giró gran parte de lo que se cocía en la escena extrema española, no sólo por lo que editó en esos sellos, sino también por todo el material que distribuyó (tanto en la legendaria planta baja de la no menos legendaria tienda de discos Hard Vinyl, como en el pequeño stand que montaba los domingos en el famoso mercado callejero de Madrid, conocido como “Rastro”, y más tarde a través de su “Catalozine”, su catálogo de venta por correo) y por un fanzine llamado Spain Is Different que sacó junto a otro emblema de lo extremo en este país, Antonio Pardo (redactor jefe de la revista Thrash Metal, antiguo miembro de Avulsed y Fermento, y dueño del sello Qabalah Productions), y un amigo de ambos llamado Daniel Wenderoth, alias “Dani el alemán” (fundador del sello Revenge Productions). Gracias a ese fanzine, del cual sólo llegaron a sacar un número, conocimos a una barbaridad de bandas y lanzamientos, sobre todo a nivel demos y 7” EPs. En cuanto a conciertos, en Madrid hubo muy pocos durante los primeros 2-3 años desde el “boom death metalero”, limitándose a los que dábamos las bandas locales que sólo teníamos demos (a veces ni eso) en locales auto-gestionados (lo que aquí llamamos “okupas”), como Minuesa y el Ateneo Libertario de Villaverde Alto. La verdad es que esas veladas con bandas locales gozaban de una asistencia más que aceptable. Pero si hubo dos conciertos míticos a nivel general, fuera de Madrid, durante aquellos primeros años, esos fueron sin duda el de Napalm Death en un pueblecito de la provincia de Burgos llamado Melgar de Fernamental, y el de Pungent Stench + Master + Abomination en Bilbao, ambos en 1990. Exceptuando ese par de conciertos y una incursión de Suffocation en tierras catalanas (Gerona, creo recordar), las bandas internacionales no empezaron a tocar por aquí, y con cuentagotas, hasta 1992. Ten en cuenta que hablamos de un país, España, en el que en la década de los 80s, en pleno apogeo del Thrash Metal a nivel mundial, apenas tuvimos unos pocos conciertos de bandas thrash. Por ejemplo, en Madrid sólo hubo tres conciertos de Thrash Metal en los 80s: Metallica + Metal Church en 1987, el Monsters of Rock de 1988 (con Metallica y Anthrax) y Kreator en 1989. Si eso fue todo en lo relativo a Thrash Metal, imagina la situación con el Death Metal, que era un sub-género aún más minoritario".
"Bandas hubo muchas y de buen nivel: Suffocation/Intoxication, Obscure, Unbounded Terror, Feretrum, Mortal Mutilation, Aposento, Dismal, Rotten Flesh, Maelstrom, Avulsed, Fossor, Unnatural, Lugubrious, Human Waste, Necrophiliac, Fermento, Haemorrhage, Canker, Antropomorfia, Infestus, Phthisis, Spontaneous Combustion, Uncreation, Absorbed, Neuntoter, Repugnance, Sacrophobia y un largo etcétera. En cuanto a bandas más oscuras, que apenas grabaron una demo, o ni siquiera eso, aquí en Madrid yo destacaría a Dolor de Polla (formada por gente que más adelante estaría en bandas como Denak y Proclamation, que hacían una especie de mezcla de Grindcore, Death Metal y Black Metal muy ruidosa, y que no me consta que llegasen nunca a grabar nada), a In Torment (que sí grabaron una demo que además fue de lo primerísimo que se hizo acá en cuanto a Doom extremo) y a Escroto (que contaba entre sus filas con gente de Dolor de Polla y de In Torment, que hacían algo que podría encasillarse dentro del Grindcore/Death Metal y que apenas sacaron una demo/promo grabada en el local de ensayo). Yo aún conservo mi copia de esa cassette y me hubiese gustado decir que también de la de In Torment, pero esta última se extravió en alguna mudanza, o quizá la presté a alguien que no la devolvió. De todos modos sé de varias personas que, en principio, deberían conservar material raro de época, tanto aquí en Madrid, como en el resto del país".
"Yo personalmente muy poco. Tuve contacto por carta con unos pocos europeos con los cuales intercambiaba información de nuestras respectivas escenas locales y alguna que otra cassette, pero eso fue todo. El tape trading mayormente lo hacía con amigos, ya que hacerlo con gente de fuera implicaba un gasto que yo no podía asumir, especialmente en lo relativo a pedir el material directamente a las bandas o a los sellos: cambiar las pesetas en dólares o marcos, comprar IRC’s (International Reply Coupon) que además sólo se podían adquirir en la central de Correos de Madrid capital, lo cual suponía aún más gasto en transporte, etc. Lo normal era aprovecharme de lo que compraban amigos con mayor capacidad de gasto. Además tuve varias experiencias negativas que, junto a la precariedad económica, provocaron que me olvidase del tema trading/penpal. Por ejemplo, tuve un penpal inglés al que conocí gracias a la sección de contactos de la revista inglesa Thrash ‘n Burn con el que, después de intercambiar un par de misivas, acordé intercambiar un par de cassettes con material de bandas locales. Yo le envié lo acordado, pero él nunca llegó a enviarme su parte del trade. Otra de esas cosas negativas que me sucedieron fue escribir a Immolation porque me había encantado su demo, para que me informasen sobre la posibilidad de conseguir merchandising de la banda, y recibir una hoja promocional mecanografiada, encabezada por el logo de R/C Records, en la que lo único personalizado era la firma de Ross Dolan. O enviar a Morbid Angel, a través de la dirección del club de fans que aparecía en el insert del LP “Blessed Are the Sick”, una entrevista para una serie de fanzines monográficos que planeaba hacer, y que nunca me respondiese nadie, lo cual me enfadó muchísimo porque además tuve que enviar un par de IRCs para, supuestamente, asegurar respuesta. En resumidas cuentas, que fuera de mi círculo de amistades locales, interactué con poca gente".
"En aquella época pre-internet, sólo había dos formas de acceder a información y de conocer a bandas/material: el boca a boca y las revistas y fanzines. Aquí en España tuvimos dos revistas que fueron fundamentales para muchos de nosotros: Thrash Metal y Metali-K.O. Este último empezó siendo un fanzine hasta que se transformó en revista en 1988 y todo seguidor del extremo en España que tenga en torno a los cincuenta años de edad te hablará maravillas de esa publicación porque, insisto, le debemos mucho. Tanto por el primer par de años pre-boom death metalero, durante los cuales descubrimos en esas páginas a muchas bandas de Thrash Metal, Crossover y Hardcore, como por los siguientes años, gracias a la sección de Death Metal llamada “Death Metal… The Only Way”, que llevaba Dave Rotten, y posteriormente a la sección de Black Metal llamada “De Vermis Mysteriis” de la que se encargaba Sergio Lebrón, quien posteriormente fundaría el sello Blackseed Productions. En cuanto a fanzines propiamente dichos, aquel “Spain Is Different” que mencioné en una pregunta anterior supuso otra gran fuente de conocimiento y fue una lástima que no fuese más allá del número inicial. Evidentemente hubo más fanzines por aquí, pero yo empecé a desligarme de la escena a finales de 1992 y no llegué a conocer ninguno de ellos. Lo que sí conocí, y de hecho tuve algunos números, fueron publicaciones extranjeras, como el SOD magazine estadounidense, el Morbid zine sueco, el Isten zine finlandés y el Slayer Mag noruego. Lo que no recuerdo es cómo los conseguí. Probablemente a través de Dave Rotten".
"Como apunté en la pregunta anterior, empecé a apartarme de la escena a finales de 1992, y la abandoné del todo en 1994. No fue hasta 1999 que volví a interesarme por el Metal extremo, gracias a recuperar el gusto por el Grindcore y el Crust. Poco después empecé a escuchar bandas del llamado Brutal Death (Brodequin, Devourment, Deeds of Flesh, Pyaemia…), que era la tendencia imperante en esos principios de los 00s, pero el interés apenas me duró unos meses y acabé totalmente aburrido. No fue hasta un par de años después que descubrí a bandas que me recordaban a aquel Death Metal podrido que me enamoró más de una década atrás, y me centré en ellas. Me refiero a bandas underground como Funebrarum, Repugnant, Murder Squad, Pentacle, Eviscium, Slugathor, Mausoleum, Runemagick, Avulsion, Funerus, etc. Volviendo a aquellos finales de 1992, uno de los varios y muy diversos motivos por los que empecé a perder el interés, fue que muchas de las bandas que había seguido hasta entonces, estaban experimentando con otros sonidos que no me gustaban, o sencillamente se habían acomodado en algo que ya apenas rezumaba ese hedor a muerte que era con el que yo había crecido, y se dejaban seducir por los cantos de sirena de grandes discográficas que les convertían en un item más del cual sacar cuanto más beneficio, mejor. Además, las nuevas tendencias que empezaban a despuntar (el Death Metal melódico, el Death/Black Metal, el Brutal Death…) no eran de mi agrado. Lo último que escuché antes de abandonar del todo la escena, fue el Doom/Death melódico de bandas como Celestial Season, The Gathering, Visceral Evisceration o Dead End. Cuando esas bandas desaparecieron, o también cambiaron el rumbo estilístico, fue cuando perdí el interés por completo y me dediqué a seguir investigando por otros géneros y sub-géneros no metaleros.
"¿Hacia dónde va el Death Metal? En lo que a mí respecta, que no vaya a ningún lado. Es decir, que se siga perpetuando ese Death Metal de corte clásico y putrefacto, que es el que me gusta. Soy muy reaccionario a este respecto y no necesito ningún tipo de innovación. Como solemos decir por aquí, soy de “sota, caballo y rey”. O, como dicen los angloparlantes, lo mío es el Death Metal “meat and potatoes”. De todos modos, definir Death Metal me resulta muy complicado. Yo sé, intuitivamente, qué es Death Metal para mí, pero no sabría condensarlo en una definición categórica. Quiero decir, una voz gutural no es suficiente, tampoco hay un tempo determinado, ni una temática lírica específica… Sin embargo, lo reconozco instantáneamente cuando lo escucho y mi mente sabe diferenciarlo de otros sonidos que puedan ser muy similares, pero que no terminan de ser Death Metal. Me ha quedado un poco ambiguo, pero creo que no sé explicarme mejor. En todo caso, que cada cual piense como quiera y que busque expandir horizontes, si así lo necesitase. No tengo problemas con eso".
"Mis experiencias personales con la escena española no han sido muy positivas en general, así que no sé hasta qué punto podría darte una opinión objetiva. Tiendo a pensar que aquí no hay suficiente apoyo y suficiente interés por el Death Metal. Lo hubo en aquellos principios/mediados de los 90s, pero quizá fuese a causa de la novedad, y con el tiempo fue todo perdiendo fuerza. O quizá es todo producto de un sesgo equivocado por mi parte. No lo sé. Lo que sí es cierto es que, de un tiempo a esta parte, digamos en los últimos 15 años, surgieron bandas de calidad repartidas por todo el país, tal y como sucedió en los viejos tiempos. Pero tengo la sensación de que, a la postre, eso no es un reflejo de la situación real. No hay festivales de Metal extremo, sigue habiendo muchísimas giras que no pasan por aquí, no hay nuevos sellos, no hay nuevos distribuidores, apenas hay fanzines o webzines… Mi impresión es que somos apenas unos cientos de locos repartidos por todo el territorio nacional. Me viene a la cabeza el concepto “relevo generacional”. No veo que lo haya, no ya a nivel de simples fans, sino de gente proactiva que emprenda iniciativas dentro de la escena. Quizá este pueda ser un tema de debate interesante, porque creo que es un fenómeno a nivel global".
"Sé que hay gente, no sé si mucha o poca, que siempre anda quejándose por la falta de originalidad de las bandas, o diciendo que hay demasiadas bandas genéricas haciendo algo que ya se hizo, y mejor, hace décadas. Me parece bien. Cualquier opinión es válida, si se tiene en cuenta que se trata sólo de eso: una opinión, y por tanto algo subjetivo no necesariamente válido para los demás. Ya comenté algo a este respecto en una pregunta anterior. Yo no siento la menor necesidad de que el Death Metal intente explorar nuevas fronteras: soy feliz con el tipo de Death Metal que me encandiló hace años, y por tanto el concepto “originalidad” no tiene cabida en mi forma de entender y apreciar el sub-género. Lo único que me parece importante es que el Death Metal siga existiendo, independientemente de que haya mucha o poca gente a la que le interese. Todo lo demás me parece onanismo intelectual".
"No ha cambiado en exceso (la percepción o sentimiento hacia el Metal), más allá de que hace más de 35 años que dejó de interesarme la vena más clásica/tradicional del Heavy Metal. Sencillamente se me quedó atrás. Lógicamente sigo disfrutando, aunque sea con escasa frecuencia, de algunos de los discos de esa tendencia que me gustaron en su día. Pero soy incapaz de disfrutar de algo que no hubiese conocido ya entonces. Es decir, si hoy en día me das a escuchar un disco de, por ejemplo Savatage, que no hubiese escuchado ya entonces, no habrá nada que me motive a seguir escuchándolo. No se me ocurren muchas más diferencias en cuanto a mi forma de ver o entender el Metal entonces y ahora. Nunca lo sentí como una forma de vida, como dicen otros, o como les sucede a otros. Para mí es, sencillamente, un estilo musical más. Sí, con sus peculiaridades, pero como también las tienen tantos otros estilos musicales. Nunca fui un militante devoto, de esos que sólo escuchan Metal y sólo piensan en clave Metal. Soy un melómano que necesita de muchos y muy diversos estilos musicales porque soy una persona compleja que necesitar cubrir muchos espacios emocionales. De hecho, no entiendo cómo alguien puede vivir sólo a base de Metal. O sólo ver películas de terror. O sólo leer novela histórica. Siempre hago la misma analogía: me encanta el arroz. Preparado y cocinado de formas distintas. Pero también me encantan muchos otros alimentos. Puedo sentir preferencia por el arroz, pero evidentemente como muchísimas otras cosas. Aún así, me parece perfecto quien se limite a escuchar sólo Metal, siempre y cuando no me tilde a mí de “poser”, o cualquier otra gilipollez pueril, por no hacer como él. Para mí es infinitamente más relevante cómo hacemos las cosas y por qué las hacemos, que el ser un fanático de algo. Prefiero, por ejemplo, a un sello que edite Indie Rock y opere con una filosofía anti-comercial dentro de lo que conocemos como “industria musical”, que a un sello especializado en Death Metal que trate sus lanzamientos como simples artículos para ganar con ellos cuanto más dinero mejor".
"... Cada cual es muy libre de actuar como le parezca conveniente. Si una banda elige mutar en algo más comercial y asequible, o fichar por un sello grande porque les hayan seducido con sus cantos de sirena (tal y como ocurrió a principios/mediados de los 90s, y tal y como ya comenté varias preguntas atrás), que lo haga y que les siga quien esté interesado. Si yo no lo estoy, simplemente me olvido de esa banda y paso a enfocarme en otras que sí me interesan. Esto es algo que ya me sucedió con una serie de bandas death metaleras, como comenté en una de las primeras preguntas, explicando alguna de las razones que motivaron el que me apartase de la escena durante un tiempo. De todos modos, y hablando en general, en el mundillo metalero, y muy especialmente en el del Metal extremo, hay demasiada inclinación a criticar lo que otros hacen desde una especie de trinchera moral, dictando qué es y qué no es aceptable. Me resulta infantil, proselitista y, a menudo, incoherente. Por ejemplo, se critica el bandazo estilístico de tal o cual banda underground, tildándoles de “vendidos” o de “posers”, pero a la vez se acepta de buen grado que las bandas consideradas grandes dentro del Metal amasen enormes fortunas y se paga un pequeño dineral por uno de sus conciertos, sin siquiera pestañear. No me interesan nada todos estos dimes y diretes, todas estas chorradas".
"Nunca le he temido a la muerte. Y, sinceramente, no entiendo por qué se le tiene tanto miedo, tratándose de algo inevitable, implícito a la propia existencia. Durante una época de mi vida, busqué intencionadamente sentirla cerca, posiblemente como acicate para sentirme vivo, o más vivo. Pero entiendo a aquellos que intentan justo lo contrario: retrasarla, alejarla de ellos lo máximo posible. Supongo que, simplemente, es fruto del instinto de supervivencia más primario del ser humano. Y desde un punto de vista transcendental, honestamente, me trae sin el menor cuidado si hay algo más allá, o no. Leí hace tiempo, que lo opuesto al creyente, no es el ateo, sino el cínico al que le da igual si existe Dios o no. Yo soy ese cínico al que no le importan lo más mínimo todas esas grandes y arquetípicas preguntas existenciales. ¿La mejor forma de morir? Voy a ser muy prosaico en mi respuesta: una cualquiera en la que el sufrimiento sea el menor posible, pero tenga tiempo suficiente como para dejar todos mis asuntos materiales bien zanjados".